Ni balizas, ni luces altas: cómo manejar con niebla y prevenir accidentes
La aparición de bancos de niebla o neblina durante los meses más fríos del año representa un riesgo concreto para la circulación vehicular. No sólo reducen drásticamente la visibilidad, sino...
La aparición de bancos de niebla o neblina durante los meses más fríos del año representa un riesgo concreto para la circulación vehicular. No sólo reducen drásticamente la visibilidad, sino que también elevan el nivel de humedad sobre la calzada, lo que puede derivar en condiciones de adherencia comprometida. Frente a este escenario, el Automóvil Club Argentino (ACA) difundió una serie de pautas orientadas a reducir la posibilidad de siniestros viales.
El consejo inicial, cuando las condiciones lo permiten, es directamente evitar la conducción en contextos de niebla intensa. Este tipo de fenómenos constituye uno de los factores más adversos para el manejo seguro, por lo que postergar la salida es, en muchos casos, la decisión más prudente.
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Sin embargo, en la amplia mayoría de los casos las situaciones no dan margen para modificar el desplazamiento, por lo tanto se recomienda mantener ambas manos sobre el volante, evitar maniobras abruptas y prescindir de cualquier cambio de carril innecesario. La estabilidad del vehículo y la anticipación ganan un rol central bajo este tipo de condiciones.
La señalización visual cobra particular relevancia en contextos de visibilidad reducida. El ACA sugiere circular siempre con luces bajas encendidas y, en caso de que el vehículo disponga de ellas, activar también las antiniebla. Por el contrario, se desaconseja expresamente el uso de luces altas —que generan reflejos y disminuyen aún más la visibilidad— y también las balizas, cuyo encendido puede interpretarse erróneamente como señal de detención, generando confusión entre los demás conductores.
Además, reducir la velocidad de circulación no implica transgredir el mínimo legal, sino adaptarse al contexto para garantizar márgenes de reacción adecuados. También es clave mantener una mayor distancia respecto al vehículo precedente, de forma tal de evitar maniobras de último momento ante cualquier eventualidad.
Finalmente, una práctica habitual —aunque no exenta de riesgos— consiste en tomar como referencia el vehículo que circula por delante y seguirlo de forma constante guardando distancia. En ese caso, es fundamental conservarlo dentro del campo visual para que sirva de asistencia para seguir el camino, pero respetando siempre los parámetros de seguridad.